La
sociedad global en la cual vivimos presenta unas características específicas
que la define. Las” huellas” de las TIC (Tecnología de la Información y la Comunicación) estén
presentes en todas las comunidades del mundo occidental, ya que entre unos
países y otros continúan existiendo notables diferencias. Lo que sí comprobamos
es que estamos asistiendo a una homogenización cada vez mayor de las culturas
de los pueblos no sólo en occidente, sino a nivel mundial. Gracias a las TIC,
podemos dar la vuelta del mundo en una fracción de segundo en vista de que, la
irrupción de estas tecnologías ha roto todo tipo de fronteras, con todo lo que
esto conlleva de positivo y de negativo: desarrollo de los derechos humanos,
surgimiento de nuevas formas de vida, diversidad multicultural en un mismo
lugar, nueva organización del mundo del trabajo y en otro lado, desigualdad enorme
de recursos, transformación profunda del mapa político del mundo, crisis de la
jerarquía de los valores tradicionales, surgimiento de la” brecha digital “
entre países desarrollados y países no desarrollados, fuertes emigraciones etc.
Antes este profundo proceso de cambio de la sociedad,
debemos preocuparnos sobre “quiénes asumen la responsabilidad de formar a las
nuevas generaciones, qué valores, qué concepción del hombre y la sociedad
deseamos transmitir “(Tedesco, 1995:25).
Hoy por hoy la información es poder y, como el dinero, está abriendo una brecha entre los que tienen acceso a ella y los que no. Algo con tantas posibilidades como la red, algo que en un principio parece tan libre, se ha convertido en moneda de cambio como otras tantas cosas que no deberían serlo.
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